Tom Pidcock no es de los que esconden sus ambiciones y, tras conseguir un inesperado noveno puesto en la primera etapa de la Vuelta a España, aspira a volver a ser protagonista en la etapa del domingo en un terreno completamente diferente.

La segunda etapa de la Vuelta incluye el primero de los 11 finales en alto, con el último ascenso de segunda categoría a Limone Piemonte. En un día sin puertos categorizados antes del último ascenso, un buen posicionamiento, una salida rápida en el ascenso y una condición física óptima serán cruciales para aspirar a la victoria. El líder del Q36.5 parece poseer todas estas cualidades.

Su reciente victoria de etapa en el Giro de Noruega, con llegada en alto y un top 10 en Novara, son claras muestras de su excelente estado de forma. Como el propio Pidcock confirmó antes de la salida del sábado, el final en Limone Piemonte, con tres kilómetros de ascenso constante seguidos de una sección más empinada, parece hecho a su medida.

'Tuve un buen verano, buenas carreras, en Noruega obviamente me fue muy bien, así que ya veremos'

Aunque no conozca de primera mano la subida final, podrá contar con todo el apoyo del equipo para estar bien posicionado en el momento decisivo.

Su entrenador, Kurt Bogaerts, confirmó que Pidcock también aspira a un puesto en la clasificación general, pero la prioridad sigue siendo ganar una etapa. Una victoria en Limone Piemonte podría servir para ambos propósitos, lo que podría llevarle a obtener el maillot rojo de líder.

Antes de afrontar las montañas de Andorra, el equipo deberá superar la prueba de la contrarreloj por equipos de 24 km en Figueres en la quinta etapa. Esta será la primera contrarreloj por equipos de Pidcock como profesional, y a pesar de su limitada preparación en comparación con los equipos del World Tour, mejor equipados, el Q36.5 lo dará todo.

Pero ahora toda la atención se centra en Limone Piemonte, donde Pidcock espera brillar y hacer de esta Vuelta un éxito.