El campeonato del mundo trae gloria por un día, pero deja un recuerdo imborrable pintado en los maillots de los corredores. Ese borde de arcoíris en las mangas sirve para distinguir a los que lo han logrado de aquellos que nunca han alcanzado esa meta. Mathieu van der Poel piensa que ha llegado el momento de su gloria y que debe darse prisa. «Me estoy haciendo mayor, las posibilidades disminuyen cada año - le dijo a Het Nieuwsbald - Espero algún día convertirme en campeón del mundo y cruzar la meta de la lista. Es una carrera muy difícil de ganar. Solo participé dos veces, en Lovaina regresaba de una lesión en la espalda. No fue un fiasco, pero el domingo espero estar más cerca». Frente a la Vdp se encontrará el rival habitual, Van Aert, pero la lucha a dos bandas podría, como suele ocurrir, enriquecerse con otros protagonistas, tanto esperados como menos. Uno de ellos es Tadej Pogacar que juega un poco con las cartas de mano: “ Quiero el Mundial, pero no lo cambiaría por Lombardía. ¿El Giro 2023? No vengo…". ¿Y qué hace Julian Alaphilippe?

Tiene detrás a un entrenador como Thomas Voeckler, que esta mañana en L'Équipe dice que se niega a hablar de presión, pero añade que el éxito de los dos últimos años no le da derecho a ser menos exigente. "No quiero que empecemos a pensar que no tenemos nada que perder porque hemos ganado las dos veces anteriores". En el punto álgido de una temporada llena de caídas y lesiones, el bicampeón mundial podría lanzar un golpe de cola inesperado. Sin embargo, es poco probable que el mosquetero tras el choque de la Vuelta ya haya encontrado la condición adecuada, pero es un campeón y tendrá esa cenefa en la camiseta.

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